La inundación del 7 de marzo de 2025 dejó una huella profunda en Bahía Blanca. En la Universidad Nacional del Sur (UNS), el agua alcanzó un metro y medio dentro del edificio de Alem 1253 y arrasó con gran parte de la colección de su Biblioteca Central “Prof. Nicolás Matijevic”.
De los 96.500 libros que integraban el acervo, más de 43.000 resultaron dañados. “El 60 % de los materiales afectados estaba en el subsuelo, junto al arroyo Napostá. Perdimos no solo libros, sino también revistas científicas y archivos académicos completos”, explicó el licenciado Víctor M. Ferracutti, director de la institución.
Desde entonces, el equipo bibliotecario trabaja sin pausa en la recuperación del material. Lograron estabilizar más de 53.000 ejemplares y se inició un proceso de restauración que incluye limpieza, encuadernación y conservación. Unos 270 libros fueron “freezados” y otros 30 sometidos a liofilización —una técnica que permite secar materiales dañados por agua sin alterar su estructura— con asesoramiento de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
“Ha sido un aprendizaje enorme. Tuvimos que incorporar saberes técnicos y recursos que no teníamos. Pero el compromiso del personal evitó que la pérdida fuera aún mayor”, valoró Ferracutti.
Campaña solidaria
Para continuar con el proceso de recuperación, la UNS lanzó una campaña de donación abierta a la comunidad. Su objetivo es reemplazar los títulos más utilizados por docentes y estudiantes. Los interesados pueden consultar el listado de obras perdidas y completar un formulario disponible en bc.uns.edu.ar/campanadonacion.
Las donaciones se reciben en la sede de la Editorial de la UNS, en Santiago del Estero 639 (Bahía Blanca), de lunes a viernes de 8 a 12.30. Solo se aceptan libros en buen estado y que coincidan con los títulos solicitados. En un plazo de cinco días hábiles, la institución confirma la recepción y evaluación del material.
Camino hacia la reconstrucción
Actualmente, los ejemplares recuperados se conservan en espacios refuncionalizados de la universidad, mientras se proyecta un nuevo edificio para las bibliotecas. La meta es llegar al ciclo lectivo 2026 con el servicio restablecido.
“Cada libro recuperado es una parte de nuestra historia que vuelve a estar disponible. Esta campaña no es solo una cuestión técnica: es un acto de memoria y de comunidad”, concluyó Ferracutti.