La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) difundió un nuevo informe sobre la situación hídrica en la provincia y advirtió que las inundaciones siguen extendiéndose. Según la entidad, en septiembre más de dos millones de hectáreas estaban anegadas o bajo agua, con pérdidas productivas generalizadas y comunidades rurales prácticamente paralizadas.
El relevamiento mensual señala que las lluvias acumuladas entre fines de agosto y principios de septiembre profundizaron un cuadro que ya venía deteriorado. A comienzos del año, los partidos más afectados eran Bolívar, 25 de Mayo, Carlos Casares, 9 de Julio y parte de Hipólito Yrigoyen. Pero en los últimos dos meses, la superficie comprometida creció de manera “alarmante”: se estiman 1,5 millones de hectáreas inundadas en la zona centro y más de 2 millones si se considera toda la cuenca del río Salado. Sumando los campos que no pueden trabajarse por falta de piso o accesos bloqueados, la superficie en riesgo supera los tres millones de hectáreas.
En diálogo con Infobae, el presidente de CARBAP, Ignacio Kovarsky, calificó la situación como “una de las peores crisis hídricas de los últimos años”, en gran parte por su duración. “Provincia y Nación reaccionaron tarde. Esto empezó en febrero y es cíclico: ya nos hemos inundado varias veces. Lo más grave es que las obras de fondo llevan años postergadas y, si no se hacen, va a volver a pasar”, remarcó.
Kovarsky cuestionó la falta de infraestructura básica para mitigar el impacto de las lluvias, y advirtió que la situación afecta tanto a productores como a la vida diaria en las zonas rurales. “Los caminos están intransitables y dejaron de funcionar los escurrimientos que se habían hecho para los pueblos”, señaló.
También reclamó avanzar con el plan maestro del Río Salado, cuya ejecución comenzó en 2002, debía finalizar en 2015 y aún tiene etapas pendientes. Según el dirigente, es necesario que la Nación retome la obra 4.2 y que la Provincia ejecute el Nodo Bragado para garantizar el drenaje de la cuenca. “Sin esas intervenciones, el agua no va a salir”, advirtió.