

Julio Cortázar es uno de los escritores más importantes de la literatura argentina y latinoamericana. Nació en Bruselas en 1914, pero a los cuatro años su familia se instaló en Banfield, donde transcurrió gran parte de su infancia y adolescencia. En esas calles del sur del conurbano bonaerense dio sus primeros pasos como lector voraz y escritor. Hoy, ese pasado se resignifica a través de un recorrido cultural que invita a vecinos y visitantes a reencontrarse con el “Julito” que soñaba entre veredas arboladas y cuadernos escolares.
El circuito literario conocido como “Camino Cortázar” propone un paseo por distintos puntos emblemáticos de Banfield vinculados a la vida del autor. Entre ellos se encuentra la casa donde vivió con su familia, ubicada en Rodríguez Peña 585, señalizada como parte del patrimonio histórico local. También se destaca la escuela primaria a la que asistió –hoy Escuela N.º 10–, que aún conserva parte de su estructura original y funciona como espacio de memoria colectiva.
A lo largo del recorrido se pueden apreciar murales artísticos que homenajean su obra y su universo creativo: referencias visuales a “Rayuela”, “Axolotl” y “Historias de cronopios y de famas” aparecen en paredes y medianeras del barrio, aportando color, poesía y juego a la experiencia urbana. Las intervenciones fueron realizadas por colectivos culturales y artistas locales con la intención de acercar la literatura al espacio público.
Uno de los hitos más llamativos es la escultura “La pluma que apuñala”, una pieza que representa la potencia transformadora de la palabra escrita y rinde tributo a la voz de Cortázar como narrador y pensador. Esta obra, junto con otras intervenciones, forma parte de las actividades del colectivo “Saltó la ficha”, que organiza caminatas guiadas, lecturas al aire libre y propuestas pedagógicas para escuelas.
El Camino Cortázar no solo recupera la memoria de un escritor universal desde su raíz barrial, sino que también se consolida como una propuesta cultural de fin de semana para familias, estudiantes y amantes de la literatura. Es, al mismo tiempo, una forma de construir identidad local y de reconocer que, en cada esquina de Banfield, late una historia que se convirtió en literatura.