En un caluroso día de diciembre de 1846, la pequeña localidad de Mercedes fue conmocionada por el hallazgo del cuerpo sin vida de Isabel Rivas , una joven conocida por su bondad y su dedicación a la familia. La joven, de apenas 22 años, fue encontrada en su hogar, en la misma sala donde solía tejer y hilvanar con su rueca, una práctica común entre las mujeres de la época. Lo extraño fue que no se encontró ninguna señal de lucha, pero sí una profunda herida en su pecho, aparentemente causada por un cuchillo.

La investigación inicial apuntó a varios sospechosos, entre ellos su prometido, quien había tenido una discusión reciente con Isabel sobre la boda que no llegaba a concretarse. Sin embargo, los testimonios de los vecinos fueron contradictorios, y el prometido fue rápidamente descartado como principal culpable. Otros indicios señalaban a un extraño visitante, un hombre que había sido visto cerca de la casa días antes del crimen. No obstante, la falta de pruebas concluyentes dejó el caso en un punto muerto.

A lo largo de los años, diferentes teorías surgieron en torno a la muerte de Isabel Rivas, desde un crimen pasional hasta una disputa por tierras familiares. Sin embargo, la verdad nunca fue revelada. Hoy en día, el caso sigue siendo un misterio sin resolver, una página oscura en los anales de la historia criminal de Buenos Aires. La Dama de la Rueca, como se la conoce en los relatos populares, sigue esperando justicia.