

Este 7 de abril se cumplen 30 años de la inundación más grave que haya vivido la ciudad de Pergamino, un episodio que marcó a fuego la historia local. En la madrugada del viernes 7 de abril de 1995, una tormenta violenta e imprevista descargó 300 milímetros de agua en apenas dos horas, provocando el colapso total del casco urbano.
El desastre fue inédito: el 60% de la ciudad, por entonces con unos 90.000 habitantes, resultó afectado. Más de 3.000 personas fueron evacuadas y unas 4.000 se autoevacuaron. Las imágenes de calles transformadas en ríos, barrios bajo el agua y comercios destruidos quedaron grabadas en la memoria colectiva. En total, unas 200 manzanas quedaron anegadas, con sectores donde el agua superó los tres metros de altura.
La tragedia también tuvo un doloroso saldo humano: cuatro personas murieron. Entre ellas, el bombero voluntario Fernando Tomás Esquivel, quien fue arrastrado por la corriente mientras rescataba personas. La calle donde perdió la vida hoy lleva su nombre. También fallecieron Claudio Herro y el niño Matías Rodríguez, en un acto de heroísmo trágico, y Faustina Masciota de Ponterino, una vecina mayor hallada sin vida en su vivienda.
La fecha se recuerda este año en un contexto especial, a solo un mes de la inundación en Bahía Blanca, lo que vuelve a poner en agenda la necesidad de políticas sostenidas frente a eventos climáticos extremos.
En los años posteriores a la tragedia, Pergamino desarrolló un plan de obras hidráulicas que incluía canales pluviales, estaciones de bombeo y sistemas de drenaje urbano mejorados. A su vez, se incorporan sistemas de alerta temprana y protocolos de emergencia más robustos.
Sin embargo, los avances no han sido suficientes para eliminar del todo el riesgo. En los últimos años, la ciudad volvió a sufrir anegamientos y evacuaciones por lluvias intensas. Vecinos y especialistas reclaman una actualización del sistema hídrico que tenga en cuenta el crecimiento urbano, el impacto del cambio climático y una mayor inversión en infraestructura sostenible.
A tres décadas del desastre, Pergamino recuerda a sus víctimas, reconoce el valor de sus rescatistas y mantiene vivo el compromiso de evitar que una tragedia así vuelva a repetirse.